Hicimos del tiempo una hermosa ficción
¿No lo crees así?
Había belleza en nuestra repetición:
Amar,
abrazar,
comer,
dormir.
Dormir,
comer,
abrazar,
amar.
Le conferimos al paso del tiempo
peso,
solidez,
como una roca cayendo en tu reloj.
Dijiste: "No existe el tiempo."
Asentí...
La monotonía ininterrumpida
nos enalteció.
A lo más alto de la montaña
logramos llegar:
Fuimos la eternidad.
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