Regresarás,
volverás al tiempo
en que los relojes caían de los árboles
y las amapolas se asombraban
por la brisa que nacía del mar.
Si, volverás,
regresarás al tiempo
en que el viento triste y blanco
tejía sueños en las campanas
y la noche llamaba a la primera
espina nacida de la sangre del rosal.
Regresarás,
volverás al tiempo
en que los jardines tenían hambre de algas
y del mar botaban narcisos amarillos
cubiertos de sueños de sal.
Volverás para llenar tu corazón de peces.
Con tu espalda el esqueleto del tiempo libertarás.
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