Imagen extraída de gallica.bnf.fr / BnF
Cuanta soledad en ti pequeño cactus
floreces erguido, solitario
y tus espinas crecen tratando de alcanzar
los sueños dorados del sol
¿Acaso quieres penetrar con ellas
el velo blanco de la luz?
Inmóvil, besas mi sombra
y de mi pecho surge una flor;
dos espinas oscuras fueron a dar
justo en el centro de mi corazón
¡Una gota de sangre brotó del
péndulo de mi reloj!
Pequeño cactus
puedo escuchar el llanto de la luz
por tus flores solitarias
¡Ellas quieren dormir el sueño del sol!
Tus espinas como alfileres
se clavan en la muselina de mi corazón.
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