Da lo mismo que nos de lo mismo
la muerte del sol
a manos de la distancia;
o el reflejo de la luna
en el espejo deformado
de nuestra soledad.
Sin embargo,
no da lo mismo
que nos de lo mismo
que el autómata del tiempo
apague la lámpara de Psique,
que con su luz delata la belleza y el amor,
y encienda la vela blanca,
la vela amarga,
gastada y deformada por la espera
y la banalidad.
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