Noche primordial

Ámame bajo el árbol del manzano
Bajo el oscuro cielo de los sueños absurdos, recurrentes.
Haz que las mañanas, siempre lineales nos olviden,
Para que esa noche primordial que iluminó el río Jordán nos recuerde.

Él vio mis colores

Él vio mis colores
y en alguna parte de su corazón
el mar se abrió,
El azul de mis enigmas su espejo rozó.
Muy despierto, cree estar dormido
aún cuando su alma los ojos abrió.

A la distancia vio el rojo de mis pasos,
como un faro contempla al mar,
desde un jardín oscuro y cálido
-oculto en una ciudad de paz-
Cuando llegó la noche
él pensó en mis colores
y una sombra sus pies vino a besar.

Perdonar

Perdona al tiempo,
no importa que todas las heridas caigan sobre ti
y te cubran,
Perdona en el destierro
cuando todos los barcos se hayan ido
y las aves migratorias dejen de amar tu ciudad natal.
Perdona al tiempo
y a su frío corazón,
porque con tus manos pequeñas
de todas maneras alcanzarás el sol
en el escenario helado de la sucesión.

Venecia

Venecia envuelta en tu velo oriental
abres los ojos, sólo para volverlos a cerrar.
Bajo tu máscara dorada tu rostro de oscura flor envejece;

Venecia ven hacia mi: tu copia original seré
y sobre uno de tus extraños navíos enséñame a olvidar
¡Oh quiero aprender tu oficio, ser tu aprendiz!

Si tus islas se unieran por una vez
¿Qué sería de tus puentes que las almas
de occidente y oriente lograron juntar?

Un lago de sombra se lleva tus pasos
Oh Venecia, Venus solitaria
¡Todo se hunde en tu regazo!