Los sueños se escapan de mis manos
como mariposas de plata;
pasará la hora del desvelo,
y alguien dibujará hermosos relojes en mi interior…
Las manos del tiempo me obligaron a olvidar,
taparon mis ojos
y me instaron a desertar;
sin embargo, estoy acá,
entre demudados paisajes que brotan de la libertad.
Un silencio se escapa de mi boca;
te obliga a mirarme y a despertar.
Te pregunto:
¿Qué es aquello que no regresa y dónde está?
Descubro que mi destino
es recorrer jardines olvidados para que vuelvan a brotar,
un fabuloso destino: ¡Migrar y sembrar!
Soy el alma selvática de un silencio nocturno;
de tu mano en mi piel brota una flor:
La flor del silencio
y su etérea soledad.
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