Tus labios modelaron un círculo;
dibujaste el infinito en mi muralla exterior.
Me besaste, y algo retornó…
como si la humedad vaciara el silencio
y la distancia entre mi ojo y el mar
se pudiera acortar…
Tu lengua es una serpiente
que me cubre de misterios;
me devuelve a los corredores
de un sueño lejano,
donde el tiempo sólo es olvido y humedad
—acaso soledad—.
¿De qué color es tu deseo?
¿Acaso mi falda fue tejida
por tu eternidad personal?
Tu boca abre la noche
y la cierra en un círculo abismal.

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