De pronto la mañana es el juego victorioso de las horas,
volvemos a nacer bajo la fría luz matinal
y le damos cuerda a la maquinaria cotidiana
que con sus elementos móviles y fijos
nos obliga a movernos en un luminoso ciclo
de tres tiempos.
volvemos a nacer bajo la fría luz matinal
y le damos cuerda a la maquinaria cotidiana
que con sus elementos móviles y fijos
nos obliga a movernos en un luminoso ciclo
de tres tiempos.
Bajo la armadura del reloj hay algo que late
y se escurre,
como un río laborioso en busca de peces.
Tú juegas para conquistar un espacio dentro de la orilla del pensamiento,
bajo los minerales extintos de la razón occidental.
Tiene que haber un árbol bajo la pendiente de tu mirada
o un ojo que te arrebate la visión,
allá en la cima.
Era de hielo tu juego en el espejo de caoba,
la imagen de una ronda en el cenit del planeta,
que no era otra cosa que el tiempo
dentro de su madre inmóvil
dentro de su madre inmóvil
girando
girando
girando.
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