Canción del destino

Cuando los recuerdos dejen de ser la lluvia,
y el sol hacia un jardín secreto nos conduzca;
el destino trazado en vertiginosos círculos de arena
se dispersará en infinitas y relucientes partículas;
entonces el mago murmurará:
No te pierdes, te enredas en tu humanidad,
como marioneta en hilos invisibles,
el titiritero no mueve estos hilos,
sólo los dibuja en la arena.

Fotografía

Se enciende el ojo para atrapar el último recuerdo de la luz,
sus imágenes brillantes te llevan a una cima triangular,
cuya punta beberá antiguos ocasos que ya no volverán.
La claridad de la niebla destierra los sueños del sol
que acorralados ascienden por mi oscuridad
para caer sobre un solitario laberinto circular.

Ariadna es el laberinto

La mujer cierra los ojos para apagar la insoportable lámpara del sol,
ahoga la percepción para entender mejor,
¿Te confunde el movimiento mecánico de la auto percepción?

Yo soy el laberinto, 
mi alma se divide en interminables galerías blancas,
Es un lugar formado de calles y encrucijadas mi corazón.

Aquella impresión se pega en las palmas de sus manos
y mentalmente palpa los senderos que se graban en su interior.
En su espacio convergen todos los pasos perdidos de la humanidad

Ariadna es una obra del tiempo,
un espacio que oculta un minotauro
un monstruo que sueña con un hilo que le conduzca a la muerte del sol.

La cura del viento

Cure tu herida el viento
sincronizado con una estrella fugaz,
el cielo oscuro arrastrará todas las hojas caídas
para que puedas despertar...

Que el movimiento frío del viento
cure tu frágil armadura de cristal,
Nunca la quietud siempre el devenir de las horas
y el aire puro para la aguja imantada del destino encontrar.