Hay una fuga de agua
en mi corazón;
algo así como una gotera insistente
cayendo en mi interior.
Primero fue la humedad,
como un manto de lluvia,
cubriendo las paredes de mi corazón;
luego, esos cristales dorados
brotando en todo su esplendor.
Esta humedad es hija de una flor de lluvia...
¿Has visto su vapor?
Oh, señor,
hijo de las aguas del sol,
váyase despacio con este corazón.
¿No ve que ha crecido demasiado el musgo,
con sus verdes fantasmas sin redención?
¡Señor de aguas doradas, escúcheme!
La humedad se está extendiendo...
¡Y yo quiero salir, a pesar de la lluvia,
caminar a través de los campos de su sol!
No hay comentarios:
Publicar un comentario