Caballero, tu figura alargada dividió el reloj,
el tiempo de tus deseos retrocedió para avanzar.
Caballero, la noche dibujó en las nubes tu dolor
¡Tantas hazañas en tu mente de cristal!
Tu ojo derecho desemboca en mis caminos nocturnos.
Tu ojo izquierdo se vació en mi corazón.
El cristo con su corona de espinas azules olvidó todas sus promesas,
te obligó a desertar.
Caballero, ya no habrá plegarias al sol,
pero tus palabras escritas en el infinito nos sobrevivirán.
¡Eres el sueño de dios en medio de la noche primordial,
antes que el silencio lo obligara a despertar!