¿Encendiste tu luz?
¿Para quién amplificaste ese rayo domesticado de sol?
La oscuridad abrió sus ojos,
y en algún lugar el silencio un árbol parió.
La oscuridad acumula, te inunda,
mientras que la claridad, vacía te dejó.
Apaga los ojos, enciende el corazón:
sopla, de una vez, todas tus cerillas,
hazte invisible, eres tu soledad.
Entonces, ¿hasta cuándo me amarás?
¿Hasta que las flores ahoguen sus gritos de nacimiento,
o hasta que el cielo llore por la noche de tu rapto?
¿Me amarás hasta un viernes santo,
o hasta que las luces se apaguen en el río de tu llanto?
¿Me amarás con la música insistente del tictac
o con la música de la nieve cayendo en los tejados del silencio?
Entonces, ¿el amor es el tiempo, el río que muta
nuestro corazón siempre sediento?
¿O será lo que está fuera de la esfera,
el mar de la nada que nos llama y nos arrastra?
No tengo nada,
Salvo un junco y seis espinas
Una caracola y el recuerdo del mar.
No tengo nada,
La mitad de mí le pertenece al viento
Y al agua salada la otra mitad.
Se enfrió tu corazón,
con las manos del sol lo intenté calentar.
Ceniza gris de tu llanto maltratado,
en un sueño la pude dispersar.
Aquellos brazos míos arrinconando tu soledad
y mis pies tropezando con la realidad.
Los fragmentos de tus tristezas en el tejado del mar.
El tiempo nos hace retroceder,
¡Siempre nos empuja hacia atrás!
Eres el barco, yo el capitán
que lucha contra la tormenta de la soledad.
Finalmente, te vi sonreírle al llanto
y arrancarle la sal a las lágrimas del mar.
Bajaste de tu cruz despojado de clavos y espinas,
herido,
coronado por la luz diáfana de la verdad.
La noche me ha traído de vuelta,
El azul de sus espejos mis ojos abrió,
¿Quién eres en esta oscuridad hecha de cenizas?
Acaso la chispa negra del sol;
Estamos todos rotos, dijiste,
Y me obligaste a despertar.
Crece sin ardor,
Camina sin avanzar,
Camina,
Camina por el paisaje que se ha perdido,
Cubierto de luz azul.
Regresa canto atrapado en mis alturas,
Regresa oscuridad.
Caballero, tu figura alargada dividió el reloj,
el tiempo de tus deseos retrocedió para avanzar.
Caballero, la noche dibujó en las nubes tu dolor
¡Tantas hazañas en tu mente de cristal!
Tu ojo derecho desemboca en mis caminos nocturnos.
Tu ojo izquierdo se vació en mi corazón.
El cristo con su corona de espinas azules olvidó todas sus promesas,
te obligó a desertar.
Caballero, ya no habrá plegarias al sol,
pero tus palabras escritas en el infinito nos sobrevivirán.
¡Eres el sueño de dios en medio de la noche primordial,
antes que el silencio lo obligara a despertar!
En una gota de agua te encontré,
estabas encerrado en lo más infinito
de lo particular.
Expandiste el mundo,
lograste naufragar
hacia el otro lado de la inmensidad.
Te ahogaste en sueños blancos
y a lo pequeño quisiste regresar,
pero este viaje es sin retorno,
es una hermosa mentira esto de regresar.
No avanzas, tampoco retrocedes;
Es el mundo el que no para de girar,
sólo te haces más pequeño,
ya no podrás avanzar.
Anhelas tu pequeña gota de agua,
regresar al tiempo en el que el cielo
con la punta de los dedos podías tocar.
¿Qué es el cielo?
La distancia entre una nube y tu corazón
¿Dónde está el amor?
En el borde de la razón
¿De quién es la sombra?
De aquel que sobrevive
¿Te quedas o te vas?
Ya no regresarás
¿Eres el tiempo o un lugar?
Eres una isla en altamar
¿Dónde nos vemos?
En el espejo
¿De quién es la máscara?
Del fantasma que abrazó la soledad
Recogí una rosa,
luego un lirio
más tarde un clavel.
¡Oh, el tiempo es una flor fría en un vaso de metal!
En la llanura de Nisa me viste los ojos de los sueños rasgar;
Desolado, cansado de tu reino de muertos
te apoderaste de mi fragilidad.
Transformada en luz oscura, arrastrada a tu oscuro jardín
besé tu corazón helado, rojo como el carmín.
Me dijiste: No necesito perseguirte, ni nunca podrás escapar.
Mi reino es tu reino, fortaléceme, eres mi infancia antes de la muerte,
antes de la vida...nunca morirás.
Solté las flores, y te dije: eres mi enemigo: yo seré tu soledad,
ahora puedes cerrar los ojos y amar profundamente tu oscura fragilidad,
mañana mi madre inventará la primavera,
y el horizonte me verá regresar.
