Dame tu corazón,
esa hermosa y rara pieza tallada
en piedra lunar;
lo guardaré en un templo
para atraer a los ángeles
y ahuyentar la soledad.
Dame tu corazón,
ese cristal oscuro y solitario
donde anidan pájaros furiosos y extraños;
será mi santo, lo cuidaré;
y con devoción le rogaré
que palpite en mis entrañas
¡Que se hunda en mi profundidad!
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