Las ventanas se oscurecen en este atardecer invernal,
gritan hacia adentro para distinguirse del ruido exterior,
las calles vacías se proyectan sutilmente en las cortinas y nos dan algo de calor.
Brillante, querías pertenecer al mundo, y ahora sólo eres poseído por estas paredes sin color.
Esta noche la ciudad enmudecerá para escuchar nuestros murmullos,
y las flores, pálidas y espectrales festejarán bajo la tierra el nacimiento del sol.
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