Madre, el tiempo esta viajando entre las arenas,
¿no ves como todo se desgrana?
La lentitud del desierto se ha tomado nuestros pasos,
y entre el amanecer y el atardecer hay una distancia
que cubre todas las lejanías.
Madre, es extraño este silencio,
puesto que todos hablan del fin de una era,
creíamos que el mundo se acabaría,
¿acaso el final era este desierto poblado de voces vacías?
Madre, ¿comenzamos una nueva era?
¡Oh, eterna revolución eso de volver a configurar las estrellas!
Se cierne la soledad en su trono blanco y comienza a deliberar:
¿Dónde esta la vida que en mil indecisiones no nos atrevimos a vivir?
¿Dónde nuestro orgullo con su rapada cabellera?
Madre, quizás nos acercamos al polvo
o quizás una nueva lluvia primaveral nos espera;
Lo única cierto es que algo inexorablemente se marcha,
mientras alguien se sienta a llorar sobre una roca
porque ya no está perdido y sin embargo, ya nadie lo espera.
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