Él cerró los ojos y con ello
todos los relojes de su infancia apagó;
¿acaso fue una mariposa negra la que en su cama se posó?
El sueño alegórico vendría más tarde,
como una herida de la noche,
se diría que como sangre del espejo brotó.
Entonces el jardín con su llamarada de azucenas,
espejos y crisantemos lo asustó,
¿es este un sueño o el ángel de mi devoción? -pensó.
Entonces la Esperanza y el Pensamiento nocturno
tocaron con una flor azul su corazón.
¡Bailemos la ronda del tiempo
cogidos de la mano,
y con la noche brillante en nuestro pecho
dancemos al ritmo de los minuteros del reloj!
En el tercer giro la vio,
y un árbol fue parido por su corazón.
Era la rosa, con su producción
de espinas,
y ese rojo que no sabe que es rojo
pero conoce la pasión...
Debe tener un ángel dentro-él pensó.
Un ángel caído-le repitió la Razón.
Es mejor encerrar el tiempo en una torre y huir-
Peligro insinuó...
El amante con la cintura en llamas
tendido en la mitad del sueño
como un cristo crucificado gritó:
¿quién le pondrá el cascabel
al dragón del amor?
La rosa con sus pies de seda nevada
se acercó y desde sus pétalos le susurró:
Abre los ojos amante mío;
pasado, presente,ojo invisible,
empieza la siega de trigo en tu corazón.
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