Encerrar los recuerdos,
guardar el corazón,
esconder las hojas del otoño pasado
bajo el caparazón.
Guardar el fruto para que retroceda a la semilla,
encerrar la luz de la infancia en el corazón,
esconder las mañanas que habrán muerto
bajo un cielo abstracto, inaprensible
¡Santuario geométrico de nuestra redención!
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