Nunca pertenecí a ese lugar,
Jamás,
(De sus habitantes yo jugaba a imitar los gestos domesticados)
Sin embargo, a veces mi alma anhela su oscura ventisca
-que alguna vez hirió mis labios-
Y en sueños escucho el sonido de sus relojes jamás sincronizados;
Del mismo modo que la profundidad del mar anhela la orilla,
Esa porción de tierra que nunca ha de alcanzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario