Retrocedo con los pies fríos hacia el precipicio
puedo ver que el mundo recién comienza allá en el despeñadero;
a punto de caer, la vida da un salto
hacia el horizonte recién dibujado por un dios manco.
Trapecistas somos
elegantes y austeros caemos hacia adentro;
en nuestro interior el tiempo se detiene o comienza,
solo allí estaremos seguros.
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