Encender la
llama delgada que habita nuestro interior,
Usar como
combustible al corazón.
Alumbrar el
camino de los barcos fantasmas
Que cómo espejos
nos reflejan en la lejanía.
Encender la
llama para que el paisaje se apague.
Ya no importará
que las estrellas estén muertas
y que su
destello sea el resplandor de nuestra
propia
anocronía.
bellisimo
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